Inteligencia del Agua

¿Cómo comprender entonces la inteligencia del agua?

Para acercarnos a esta idea, adoptamos dos premisas fundamentales:

 

a.   Primero, en lugar de asumir que el agua tiene una inteligencia fija o inherente, la abordamos como algo relacional: una inteligencia que surge en interacción con otras entidades. Desde esta perspectiva, el agua no actúa sola, sino que su inteligencia se manifiesta en los vínculos que establece con territorios, tecnologías, cuerpos y paisajes.


b.   Segundo, buscamos alejarnos de una visión tecnocrática que reduce el agua a un insumo pasivo para sostener infraestructuras digitales. Es urgente ampliar nuestra idea de inteligencia más allá de lo algorítmico y antropocéntrico. Reconociendo que el antropocentrismo ha sido una de las causas estructurales de la crisis ecológica, debemos preguntarnos cómo hacer posible el diálogo y la convivencia entre inteligencias humanas y no humanas.

Desde esta perspectiva, proponemos que la inteligencia artificial se convierta en una herramienta para imaginar nuevas formas de coexistencia entre seres humanos, tecnologías y entornos naturales. No basta con que la IA ofrezca respuestas técnicas al cambio climático; es fundamental que contribuya a reconocer la diversidad de formas de inteligencia que habitan el planeta y a generar futuros más sostenibles.

En suma, al poner a trabajar la IA para traducir la inteligencia del agua, buscamos amplificar sus patrones y modos de existencia, y abrir espacios de escucha que nos inviten a reconfigurar nuestra relación con lo viviente desde el cuidado, la reciprocidad y la interdependencia.

Hacia una taxonomía (incompleta) de las inteligencias del agua.

 

i. Propiedades Fisicoquímicas

Para lograr que la IA amplifique y traduzca la inteligencia del agua, propusimos cuatro grandes familias que ordenaron los conceptos que dan cuerpo a la instalación. En primer lugar, y antes de reconocer la inteligencia del agua como una entidad relacional, fue necesario identificar las características propias del agua que permiten que ésta constituya vínculos con otras. En la primera familia, reconocemos las propiedades fisicoquímicas, es decir, los comportamientos de las moléculas de H2O que permiten y condicionan las relaciones de éstas con otras entidades.

 

Las otras tres familias de conceptos están determinadas por la relación que mantiene el agua con la tierra, los seres vivos y específicamente con los humanos.

 

ii. Formas (del agua) en la Naturaleza

A partir de la relación del agua con la Tierra propusimos dos familias en nuestra taxonomía inicial; la primera tiene que ver con los fenómenos cíclicos en el planeta respecto a sus procesos climáticos y la llamamos Ciclo Hidrológico. La segunda comprende las afecciones territoriales, estas se refieren a las formaciones de grandes cuerpos de agua y la definimos como Formas (del agua) en la Naturaleza.

 

iii. Procesos Vitales
La relación con los seres vivos reflexiona sobre el rol que juega el agua en la vida de las especies, los cuerpos y sus procesos vitales. En ellos el agua aparece como componente fundamental, medio y resultado, por lo que aquí las agrupamos bajo el nombre de Procesos Vitales.

EH Diagrama Web

Diagrama de Taxonomías del Agua. Elaboración propia.

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